Relato Sentidos 3

 En la isla parecía todo tranquilo. Para llegar a ella nadé desde el naufragio hasta la orilla y en ella no había arena, sino piedras preciosas, diamantes y oro. Estaban allí amontonadas como si fuera obra de la naturaleza. Pensé: "¡Soy rico!", pero en seguida volví a mi realidad, estaba en medio de la nada. 

Busqué señales de vida: animales, huellas, o incluso personas, nativos. La isla estaba silenciosa, solo se oían las olas y las hojas chocar entre ellas. Me adentré en la isla y noté que la vegetación era muy exótica, de colores muy fluorescentes y llamativos.

Durante la tarde busqué algo que se pudiera comer: frutas, vayas... para sobrevivir. Al caer la noche hice fuego, para no morir de hipotermia. Fabriqué una especie de "cama" para descansar y mientras la hacía un ruido me asustó. Mi padre me enseñó mucho de animales y reconocí esa especie de mono en cuanto los vi salir de la penumbra de la noche. Eran Ducs de patas rojas, una especie exótica de monos en peligro de extinción, dados ya por muertos. Subieron a los árboles y desaparecieron entre sus copas frondosas. 

A la mañana siguiente me desperté en la isla, pero no reconocía las vistas que tenía, eran diferentes. Ayer tenía delante una minúscula isla en dirección sur, pero hoy ya no está. Los monos han desaparecido, no se oye nada, no hay rastro de ellos. 

Rodeé la isla en busca de más comida y rocas grandes para hacer eso de las películas que jamás pensaría que tuviese que hacer: escribir la palabra "SOS" en la orilla por si pasaba algún helicóptero de salvamento por allí, no creo que se hayan olvidado de nosotros.

Llegó la noche y esperé a los monos, pero esta vez no fueron ellos quienes me sorprendieron, fue la misma isla. El terreno empezó a brillar y surgieron de la nada muchísimas luciérnagas, además de donde solo había piedras preciosas, empecé a apreciar vegetación, vegetación que se movía con casi vida propia, creando una especie de hamaca, donde dormí esa noche.

La isla era mágica, con capacidades sobrenaturales. Me acomodé en la maleza y palpé una estructura extraña, una mandíbula. En ese momento entendí las plantas con forma de hueso y esos frutos tan esféricos. Era una isla carnívora. 

No tengo un tigre de acompañante, ni me llamo Pisin Patel, pero esta historia ya me la sé. Lo que me diferencia de Pí es que él sobrevivió, yo a ver si tengo suerte.


                Richard Parker.



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